domingo, 13 de octubre de 2013

Breve historia de mi biblioteca

Al volver mentalmente al pasado para descubrir los orígenes de mi biblioteca personal, encuentro que éstos se remontan a mis diez años. Como he relatado en otra ocasión, para mi cumpleaños número diez un compañero de la escuela me regaló un libro que sólo leí al año siguiente. A partir de entonces, el tiempo y -de algún modo misterioso- las circunstancias hicieron el resto.

Algunos de los libros cuya lectura
me resultó especialmente agradable
Entre los primeros autores que leí se encontraban el francés Jules Verne (más conocido en los países de habla hispana como Julio Verne), el estadounidense Mark Twain y el escocés Robert L. Stevenson, entre otros, a los que todavía suelo releer con interés. Muchas veces leía las obras de estos escritores en adaptaciones para jóvenes, por lo cual no podía apreciar cabalmente el verdadero carácter y estilo de las mismas. Con el tiempo, fui reemplazando muchos de estos libros por ediciones completas, pero aún conservo algunos ejemplares de estas primeras adquisiciones. Por otra parte, había ediciones para jóvenes pero sin abreviar y en buenas traducciones, como la bella colección "Mis libros" de la editorial Hyspamérica.

Durante el secundario, que realicé en Villa Carlos Paz, el espectro de mis lecturas empezó a ampliarse. Algunas tareas para el colegio -pese a tratarse de un colegio de orientación comercial- me hicieron acercarme al Martín Fierro, por ejemplo, o a María, del colombiano Jorge Isaacs, y también a escritores argentinos del siglo XX, como Ernesto Sabato y Julio Cortázar. Además, leí por mi cuenta una buena cantidad de autores, más o menos heterogénea, como Salgari, Dumas padre, Melville (Moby Dick), Lewis Wallace (Ben-Hur), Swift, Defoe, Bécquer y Saint-Exupéry.

Ediciones de lujo
No sabría decir cuántos volúmenes tenía mi biblioteca al finalizar el secundario, pero supongo que no pasaría de cien. Porque fue precisamente en esta nueva etapa, la de estudiante en la universidad y de nuevo en la ciudad de Córdoba, cuando la biblioteca empezó a experimentar un mayor crecimiento, en cantidad y variedad. Además de continuar leyendo a algunos de los autores ya mencionados, conocí a muchos otros: ingleses e irlandeses, como John Bunyan (el autor de El progreso del peregrino), Joseph Conrad o James Joyce; estadounidenses como Hemingway; franceses como Dumas hijo; rusos como Gogol, Tolstoi o Chéjov; latinoamericanos como Neruda o García Márquez; argentinos como Borges, Bioy Casares y Lugones.

La carrera que había elegido había sido la bibliotecología, y poco después tuve la idea -la extraña idea, podría decirse- de ser escritor, de modo que mi vinculación con los libros y las bibliotecas no podía ser más estrecha. También comenzaron a interesarme, en cierta forma, las ediciones de calidad en cuanto a los aspectos externos del libro, por lo que suelo considerarme además un bibliófilo aficionado.

Volúmenes que podrían entrar en la
categoría de libros curiosos
Una visión rápida de los estantes de la biblioteca -organizada en general siguiendo la Clasificación Decimal Universal, aunque con algunas modificaciones- da una idea de mis preferencias. La literatura británica ocupa tres estantes y destacan, por la cantidad, las obras de Stevenson; la estadounidense, dos estantes. La literatura alemana no llega a un estante completo y lo comparte con algún escritor suizo, sueco y noruego. Los franceses llenan siete estantes, aunque más de cinco están dedicados a Verne (algunas de sus obras en más de una edición). Italianos y españoles llenan un estante y medio y los rusos un estante. La literatura argentina ocupa tres estantes y otros latinoamericanos un estante más, con escritores mexicanos, cubanos, peruanos, uruguayos, etc. Otras literaturas, apenas representadas, son la polaca, la checa, la árabe o la japonesa.

Vista parcial de la biblioteca
Fuera del ámbito estrictamente literario, la biblioteca posee obras de bibliotecología, filosofía, psicología, religión, biografías, historia y obras de referencia, como enciclopedias temáticas y alfabéticas, diccionarios biográficos, etc. En el presente, la colección consta de unos 670 volúmenes y también, como es natural, cuenta con discos de música y películas, entre las que se encuentran filmes de Orson Welles, Ingmar Bergman y Roman Polanski.

En esta breve descripción he omitido a muchos escritores apreciados, también representados en mi biblioteca. Algunos de ellos son: W. H. Hudson, William Saroyan, Selma Lagerlöf, Guy de Maupassant, André Maurois, Umberto Eco, Miguel de Cervantes, Alexandr Solzhenitsyn.

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